8/14/09 - Quienquiera que intente explicar el sentido e importancia del Instituto Nacional para la educación chilena, está en el deber de señalar los antecedentes históricos relativos a la fundación del colegio, a la par del surgimiento de la República y como escuela y Alma Mater de las mejores y más relevantes instituciones educativas del país.
Del sentido del Instituto Nacional y la Educación Chilena
(por Administrador el 24 de agosto de 2009 11:43 AM )A fines del período colonial –inicios del siglo XIX- en la entonces colonia de Chile, importantes criollos comenzaron a interesarse por las ideas de la Ilustración que se discutían en Europa. El impulso renovador de la ilustración alcanzó a levantar la importancia de la educación, que comenzó a convertirse en un tema crucial para los criollos, puesto que hasta el momento existían establecimientos educacionales muy influenciados por disciplinas tradicionales, enfatizando la condición de súbditos del Rey de España y con muy pocos alumnos y profesores.
En los albores de la Patria Vieja, hacia noviembre de 1811, fray Camilo Henríquez había presentado al Congreso un “Proyecto de Organización del Instituto Nacional de Chile” en el que señalaba, citando a Aristóteles, que era necesario educar a la juventud de acuerdo a los preceptos del gobierno y sentó además el Objetivo del Instituto, que se ha convertido en la misión que permanentemente se renueva cobrando vigencia: “El gran fin del Instituto, es dar a la patria ciudadanos que la defiendan, la dirijan, la hagan florecer y le den honor”.
Durante el gobierno de José Miguel Carrera, a principios de 1813, y en medio de una reorganización del ejército español, en uno de los proyectos de Constitución de la época se podía leer en uno de sus artículos que: “Se establecerá en la república un gran Instituto Nacional para las ciencias, artes, oficios, (…) que den actividad, vigor y salud, y cuanto pueda formar el carácter físico y moral del ciudadano”. Así, mientras en el sur del país se combatía contra los españoles, la Junta de Gobierno de 1813 proseguía con la labor reformadora y se inician las gestiones tendientes a fundar el Instituto Nacional.
Después de diversas gestiones y argumentos en contra de la fusión de algunas de las entidades educacionales vigentes a la creación del Instituto, el 27 de Julio de 1813 se procedió a la fundación del Instituto Nacional por un decreto de la Junta de Gobierno. En uno de sus artículos se indicó que, debido a la premura del tiempo para preparar una ceremonia de instalación como se compadecía con tal situación, se aplazaba la apertura para el día 10 de agosto, fecha en la cual se conmemora cada aniversario.
Los comienzos del Instituto fueron difíciles, puesto que la patria luchaba por mantener la autonomía lograda hasta ese momento; pese a los esfuerzos, los patriotas fueron derrotados y el 2 de octubre de 1814, el desastre de Rancagua marcaba el fin de la Patria Vieja y el inicio de un período en el cual los españoles intentan restaurar el poder hispano destituyendo todas las obras del período. De este modo, el 17 de diciembre de se decretó la supresión del Instituto Nacional en los siguientes términos: “Suprímase el Instituto Nacional inventado por el gobierno intruso…”.
Conscientes de nuestro destino entrelazado con el futuro de Chile, el Instituto Nacional se reconoce a sí mismo como un verdadero ser Bicentenario. Esta concepción se basa no sólo en los éxitos pasados, sino también en un presente “cargado de futuro”, en que su gestión educacional vuelve a ocupar papeles preponderantes en el ADN nacional.
Para la comunidad Institutana, el sentido profundo del Bicentenario no es sólo la conmemoración de los 200 años de nuestra Patria y del primer colegio de la Nación, es la oportunidad, tal como la concibieron los Padres de la Patria, de una Refundación institucional que vuelva a alcanzar a las capas más profundas del cuerpo nacional en un sentido amplio, que es retomar el camino de liderazgo de la educación pública de Chile en la región.
Es así como este proyecto refundacional tiene como principal objetivo fortalecer el proyecto educativo del Instituto Nacional, ampliamente probado a través de los años, que ayude a fortalecer las bases de la educación pública nacional, objetivo transversal de la amplia diversidad de liderazgos nacionales.
Son dos los elementos principales que justifican este proyecto, por un lado, acometer en los objetivos permanentes del IN, que consiste en colaborar en la permanente generación de buenos estudiantes, como institución educacional municipal líder en puntajes nacionales, incluso por sobre los más caros colegios privados del país; por otro, la generación de líderes integrales para nuestra sociedad, interesados en el futuro de nuestra Patria y con un claro sentido social.
Ambos rasgos dan cuenta del aporte permanente del I.N. al país, excelentes estudiantes que impulsan la movilidad social a través de la cual se ha desarrollado Chile y líderes honestos, preparados e interesados en el bienestar presente y futuro de Chile.
Del Proyecto Educactivo del Instituto Nacional
Ser alumno del Instituto Nacional, el Colegio más antiguo de la República, conlleva una manera de ser, una personalidad, una identidad propia como estudiante. Y no podía ser de otra manera, pues un colegio como el Instituto Nacional es una comunidad con historia, tradición, dinamismo y proyección a través de su existencia.
Ser institutano es hacer viva, efectiva y plena la divisa de su estandarte: “LABOR OMNIA VINCIT”; es decir, “El trabajo todo lo vence”, lema que enaltece al ser humano en todo tiempo y lugar, puesto que el trabajo laborioso disciplina y esclarece, formándonos en la tarea del estudio para ser artífices del deber personal y de la fe en el esfuerzo propio, comprometiéndonos con nosotros mismos y con los demás, educándonos y creciendo como personas.
Ser institutano es hacer vibrar “el buen pasado”, como lo dice nuestro HIMNO: con notas robustas de música triunfal; con pujanza de corazón, fortificado por nuestra herencia histórica, legado inmortal, confundido con el devenir de Chile en su quehacer pedagógico, que ha forjado generaciones de hombres que han engrandecido a la Patria: Presidentes de la República, legisladores, hombres públicos, profesionales, académicos o anónimos hombres de trabajo; ciudadanos honrados, HOMBRES DE BIEN.
Ser institutano es recoger ese buen pasado, servirse legítimamente de él para orientar nuestra tarea de hoy, proyectándola al futuro, sin la añoranza de las cosas idas, sino con la vitalidad de realizarla ahora, ante la aIborada del mañana que siempre llama y luego llega.
Ser institutano es poseer la llama del espíritu del 10 de agosto de 1813, trasladando la antorcha de la espléndida fortuna de la cuna de la ilustración chilena en la más bella y noble tarea que nos legaron los Padres de la Patria, desde el altar sagrado de nuestros corazones, cual es dirigir, defender, hacer florecer y darle honor a Chile, con inteligencia, con el esfuerzo y aporte personal cotidiano, con creatividad, capacidad y auténtico patriotismo; con afán de servicio desinteresado, desprovisto del fanatismo sectario y teñido de amor humanitario.
Ser institutano es vibrar de compañeros, fieles de verdad, leales entre sí y con el Colegio. Ello significa ser respetuoso y solidario, sobre todo, con el más pequeño. Es ser portador de la insignia institutana en el comportamiento personal: en el colegio, en la calle y en el hogar. Es respetar a los demás, hacer carne la tolerancia ante la idea ajena, esclarecerla si es errónea, aceptarla si el error es nuestro. Es comprender a los demás, ayudarlos, apoyar al débil, amar lo justo, querer el BIEN.
Ser institutano es querer al colegio porque en él se sellan amistades verdaderas, con el afecto debido a quienes con su profesión de maestros, digna y dignificadora, nos entregan, día a día, lo mejor de sí para hacer de nosotros mismos hombres plenos y positivos en la vida.
Ser institutano significa lograr una preparación académica que permita a cada uno aprovechar el desarrollo científico y tecnológico actual para tener la capacidad de ser actor eficiente y activo ante los requerimientos del futuro.
Ser institutano implica el compromiso de cautelar la VIDA y la PAZ, protegiendo y defendiendo el equilibrio ecológico de nuestra biosfera y fortaleciendo la solidaridad entre los hombres en el marco de los derechos humanos.
Ser institutano es conquistar la auténtica libertad personal que se sustenta en los valores éticos y cívicos de nuestra tradición, que nos dan capacidad para la comunicación y la empatía, como forma de dirigirse a sí mismo y a los demás.
¿Por qué y para qué?:
• Para un desarrollo integral de los niños y jóvenes del nuevo milenio
• Por mantener nuestro país una deuda histórica a tan noble trayectoria.
• Por un asunto Nacional y de reimpulsar la educación Pública
• Porque es tiempo de dejar un nuevo hito histórico para los próximos 200 años.
Los hitos de una Historia cargada de Futuro:
• En 1800 se calculaba en 400.000 los habitantes de Chile, cifra redonda calculada por don Manuel de Salas
• En 1813, en los albores de la primera gesta de Independencia, se decreta la fundación del Instituto nacional por parte de Don José Miguel Carrera
• En 1850 se construye el Primer edificio, con un costo de $ 550 pesos para el proyecto de Juan Herbage y de $ 250.000 pesos en la construcción en la actual manzana.*
• En 1913 se conmemora el Centenario y se canta por primera vez nuestro actual himno.
• En 1963 se cumplen 150 años y comienza la construcción del actual edificio, el anterior formó a los institutanos por casi 120 años.
• El proyecto de Arquitectura es ganado por Don José Llambías y el Ingeniero Civil encargado de su estructura fue Luis Matte.
• De un universo de 1.500 alumnos, en 1970 pasa a 4.000 alumnos en el nuevo edificio.
• Desde ahora miramos los próximos 200 años que nos esperan.
De la Misión del Instituto Nacional
Al presentar Fray Camilo Henríquez el “Proyecto de Organización del Instituto Nacional de Chile”, como decíamos en 1811, el contexto de activa lucha por la Independencia de la Patria, legó a este, nuestro colegio, un sello imperecedero.
El sello fue y es su Misión, que corre activamente por las venas del cuerpo Nación de Chile:
“El gran fin del Instituto, es dar a la patria ciudadanos que la defiendan, la dirijan, la hagan florecer y le den honor”.
Esta, su misión, ha sido bien correspondida por sus maestros y co-docentes, alumnos y ex alumnos, respondiendo al llamado que la Patria le ha encomendado en los casi 200 años de vida independiente.
Los institutanos hemos sabido responder con esfuerzo y sacrificio, muchas veces en malas condiciones, pero con la tranquilidad de la tarea cumplida ante el juramento que, como primera institución educativa del país, asumimos ante los Padres de la Patria.
Al casi cumplirse 200 años de la gesta heroica de nuestros antepasados que nos legaron la libertad y la independencia, queremos refundar este compromiso, con las posibilidades que el país hoy puede brindar a la primera institución educacional del país, devolviendo a este empeño el nivel de guía de la educación pública nacional, brindando más y mejores oportunidades que en el pasado a los chilenos del futuro, respondiendo a la confianza entregada por quienes, con su vida, en el caso de los independentistas; y del esfuerzo, en el caso de las actuales y futuras generaciones de institutanos, podemos y nos comprometemos a dar.
Este es el compromiso y el desafío que nos hemos planteado de cara al Bicentenario de la República, en 2010; y del Bicentenario del Instituto Nacional, en 2013.
¿Cuál es el rol y el futuro del Instituto Nacional para Chile?
• Nace para la nueva República, nace para formar carácter y costumbres. **
• Imparte educación primaria, secundaria y universitaria.
• Entrega las directrices para el resto de los liceos en formación a nivel nacional.
• Forma durante 200 años a generaciones de jóvenes de forma gratuita, entrega la costumbre del mérito y la perseverancia en el trabajo diario.
• Recibe en sus aulas sin distinción social, política y religiosa.
• Es una institución del Estado de Chile, es el primer foco de luz de la Nación, por esto y muchas otra razones es que hoy presentamos al nuevo Instituto Nacional de los próximos 200 años.
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